Rocambolesco pre-EcoTrail de Paris



Todo aquello que es susceptible de empeorar, empeorará.
Esto estaría muy bien saberlo, siempre y cuando pudiéramos preveer cuan feas pueden ponerse las cosas. El problema es que a priori uno nunca lo sabe. Pero empecemos por el principio...

Después del subidón de la maratón, vino el bajón. No sólo porque debía descansar para recuperar, sino porque vino acompañado de un buen resfriado, así que cautela ante una posible bajada de defensas. No pude hacer nada de deporte en una semana y lo siguiente que hice fue calzarme las zapatillas para correr dos dias seguidos por el monte con desnivel pero nada técnicas. Las sensaciones fueron buenas, disfruté y me notaba fuerte. Me tiré haciendo poco o nada durante dos semanas, tan sólo los fines de semana he ido haciendo algo más. He de decir que algunas de las tiradas con bastante calidad, tiradas que me hacían ver que estaba bastante fuerte y con eso, contenta. Al margen de todo esto, he de decir que me encontraba en tensión por un asunto que tenía en la cabeza y cuya solución no dependia de mí, es más, la única solución era esperar... No es que yo sea una persona nerviosa, ni que me tome las cosas a la tremenda, pero tampoco soy de piedra y por algún lado tenía que salir la cosa... el sueño. Me tiré dos o tres semanas durmiendo poco y sin descansar demasiado. Cómo será la cosa que durmiendo pillé una mala postura que pasó de ser un pequeño dolorcito en el cuello a dolerme hasta el codo.

El jueves de la semana del Trail de Cabo de Gata me acerqué por el río para coger un rato la piragua. Hacía tiempo que no lo iba y me notaba más insegura de la cuenta, aún así tenía ganas de salir a palear por el río, relaja muchísimo. Mi compi Julia tiró adelante porque yo tenía que arreglar unas cosas antes. Cuando fui a coger la piragua no estaba la que suelo coger cuando salgo así que cogí otra cualquiera del mismo tipo, aunque vi que la parte de la barriga la tenía más en forma de huso, por lo que la estabilidad sería menor... en esos momentos no sabía cuanta razón tenía. Fue meterme en el agua y notar que me tambaleaba más de la cuenta, no era capaz de hacerme con el timón así que después de 10 minutos con tiras y aflojas decidí que era mejor volver al club. De repente me vi en el agua y la piragua dada la vuelta. La palabra es estupefacta, pensé... 'No es verdad que me he caido' jo-der. Pues si, estaba casi en el medio de la dársena del Guadalquivir en Sevilla, en pleno mes de febrero y con una piragua que pesaba como sus mulas. Cuando reaccioné una cosa tenía clara: tenía que arrimarme a la orilla opuesta a la del club ya que a la altura donde estaba yo, en esa orilla, lo que había eran juncos, así que no podría volver a montarme. Una vez que tuve claro como iba a proceder intenté darle la vuelta a la piragua... no pude. La fui arrastrando unos metros bocabajo pero la cosa no funcionaba demasiado bien, así que intenté darle la vuelta una vez más y esta vez si que lo conseguí. Claro que ya se había llenado bastante, así que me costó llegar a la orilla. Allí había tres chavales que me ayudaron a subirla y a vaciarla de agua, fueron muy amables, pero creo que lo fliparon un poco cuando me vieron salir del agua.

Como es de suponer estaba empapada y la única opción viable la de volver a montarme en la piragua y palear hasta el club. Podría caerme otra vez, pero si sucedía ya tenía el plan, así que dejé los pensamientos negativos a un lado y me concentré en palear sin tambalearme mucho. Al fin lo logré y en cuanto llegué al club me dí una ducha caliente.

Todo el mundo al que le cuento esto lo primero que dice es... 'En el rio??? que asco!!. Señal de que no tienen ni idea de que cuando te pasa algo así lo que menos te importa es la mierda que tiene el agua, te lo puedo asegurar. De hecho yo andaba pensando que seguro aquello iba a suponer resfriarme para la próxima carrera.

Esto fue el jueves y el domingo de esa misma semana me pegaba un buen cepazo nada más empezar la carrera. El lunes fui a trabajar con la cara de otra, me encontraba fatal y por la tarde tuve que meterme en cama con algo de fiebre y la barriga descompuesta (... pues mira tu que bien!!). Lo que sigue de semana ha tenido tintes agridulces, lo bueno ha sido muy bueno y lo malo, peor. Y saco aquí mi lado más femenino para quejarme de todas las heridas y magulladuras que tengo en el cuerpo, que parece que me ha pasado por encima un camión, lechesss!!

Si a todo esto le unimos que las veces que he salido a entrenar no he tenido buenas sensaciones, que físicamente dejo mucho que desear y que la lluvia no ha dado tregua en todo el fin de semana... es comprensible que ahora mismo me encuentre más tristona de la cuenta.

Poco puedo hacer de cara a la EcoTrail del 27 de marzo por aumentar volumen y conseguir la forma que tenía antes de la maratón. He determinado que ahora la única opción es intentar volver a coger hábito de correr dias alternos y no mucho rato, cuidar el descanso y la alimentación, que no ha sido adecuada esta semana por culpa de mi estómago, y esperar a que sea suficiente para 'calentar' de nuevo estas piernecitas.

Son sólo sensaciones, me digo, pero se que no es del todo cierto. A ver si puede ser que la espiral en la que me he metido tome sentido contrario y empice a ir hacía arriba.

Me meto en cama con la firme idea de que el día de mañana será mucho mejor y si no lo es, al menos mi ánimo será mejor. ;)

PD- ¿he dicho que estoy resfriada y que me tiene que bajar la regla? jajajaja

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